Han pasado 24 años desde que se puso en marcha el programa “Hoy no circula”, que era un método casi desesperado para reducir la contaminación en Ciudad de México. Un cuarto de siglo después, nos preguntamos si éste ha sido efectivo.
[Alcance geográfico: Ciudad de México, México, Latinoamérica y el mundo] [Tema: Contaminación del aire producida por el transporte en Ciudad de México] [94 millones son las toneladas de CO2 (93’658,537 kg, estimados), que en 2000 emitían diariamente los automóviles y la industria en Ciudad de México. Obviamente, en 2014, esta cifra debe ser mucho mayor]
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Abstracto
En el año 2000, en Ciudad de México se consumían en promedio 40 millones de toneladas de combustibles diariamente.
Si este combustible fuera gasolina, y ésta fuera consumida únicamente por automóviles con convertidores catalíticos, las emisiones resultantes de CO2 serían 93’658,537 kg.
94 millones de toneladas, todos los días.
Debido a los altos niveles de contaminantes que se producen a diario en Ciudad de México, hace 24 años, en 1989, las autoridades decidieron imponer límites a la circulación de los automóviles particulares.
Las acciones emprendidas por el gobierno sólo son un paliativo, que apenas reduce un poco la emisión diaria de contaminantes; pero están lejos de lograr niveles seguros para los habitantes y, mucho menos, revertir la contaminación.
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Medidas desesperadas
En 1989, el mismo año en que cayó el muro de Berlín, la capital de la República Mexicana tenía una barrera, que no separaba el bloque comunista del capitalista, pero no nos permitía ver.
Nuestro muro no era sólido, pero sí visible: una capa casi permanente de smog.
En esos años, la visibilidad promedio máxima era de 1.5 km. En términos de una mega urbe, esto equivalía a no ver más allá de nuestras narices.
El último año de los 80, en Ciudad de México se impuso una medida que parecía desesperada: poner a descansar diariamente la quinta parte de los automóviles particulares (unos 460,000), para reducir la contaminación, mediante un programa que se llamó “Hoy no circula” *1.
Recientemente, en 2014, cuando se actualizaron las restricciones del Hoy no circula, el grado de descontento de la gente fue similar al de 1989; pero, como en aquellos años no había Internet para organizarse, las quejas se limitaban a pláticas entre familiares, amigos y compañeros de escuela o de trabajo.
Lo que olvidó la gente, tanto en 1989 como en 2014, es que las medidas restrictivas pretenden disminuir los alarmantes niveles de contaminación, en beneficio de la salud de todos.
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Muerte lenta, muerte dulce
En los conteos de sustancias contaminantes del aire, siempre se menciona el dióxido de carbono (CO2), pero no el el monóxido de carbono (CO), los sulfuros ni el óxido de nitrógeno, que salen de los escapes de nuestros automóviles.
Las emisiones resultantes no sólo consisten en contaminantes con efectos inmediatos y locales, sino que, además pueden generar otras sustancias mucho más dañinas para la salud que los contaminantes iniciales. En el lenguaje que hemos aprendido desde finales de los 80, a estos últimos se les llama “precursores”.
El monóxido de carbono o CO, por ejemplo, provoca un estado de sopor, que no ocasiona en las personas sensación de sofocación ni asfixia. Por tal motivo, a la intoxicación por CO la llaman “la muerte dulce”.
El CO es peligroso, porque es un gas sin color y sin olor. Por lo tanto, las víctimas que lo inhalan no se dan cuenta de lo que está pasando, y si se percataran, no podrán caminar ni correr para evitar la muerte, porque un efecto secundario del CO es la inmovilización de las piernas.
En inhalaciones reducidas, pero prolongadas de CO, una persona puede sentir dolor de cabeza, fatiga, trastornos gastrointestinales y tener una proporción de glóbulos rojos anormalmente alta en la sangre.
La intoxicación por CO se produce porque este gas se combina con la sangre a través de los pulmones con mayor facilidad que el oxígeno, e impide que la hemoglobina transporte oxígeno a las células, por medio del cual obtienen éstas energía para funcionar. La muerte por intoxicación aguda transita desde el dolor de cabeza, confusión, mareos, náuseas, desmayo y pulso acelerado, hasta el paro cardiaco y respiratorio.
Los automóviles actuales, con catalizadores, por mucho que sean eficientes, desechan una pequeña proporción de CO, que en un modelo reciente y en buen estado puede ser de 0.1%. Las normas mexicanas permiten 2.0% (20 veces más). *2
La proporción de automóviles sin catalizadores ni otros medios anticontaminantes, previos a 1989 o anteriores, es relativamente alta. Estos autos emiten más CO que CO2.
El CO y el CO2 se producen por la combustión de cualquier materia de origen orgánico: papel, madera y combustibles fósiles y alcoholes.
El CO2, junto con otros gases como el metano, son causantes del efecto invernadero.
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![Aerial view of Mexico City (Ciudad de México) from an airplane showing severe air pollution. July 29, 2006. / Photo by: Rogelio Rivera-Nava / rogelioriveranava.com / [ Focal lenght: 5.7 | Shutter speed: 1/240 s | f number: 2.8 | No filter and no digital touching, only slight compensation for loss of light through aircraft window, with the use of CS6 Photoshop auto levels]](https://rogelioriveranava.files.wordpress.com/2014/09/ciudad_de_mexico_vista_aerea_contaminacion_2006_rogelioriveranava-com.jpg?w=788&h=591)
Aerial view of Mexico City (Ciudad de México) from an airplane showing severe air pollution. July 29, 2006. / Photo by: Rogelio Rivera-Nava / rogelioriveranava.com / [ Focal lenght: 5.7 | Shutter speed: 1/240 s | f number: 2.8 | No filter and no digital touching, only slight compensation for loss of light through aircraft window, with the use of CS6 Photoshop auto levels]
Respiramos nuestros desechos
Las 26 sustancias que se miden por medio del sistema de monitoreo atmosférico de Ciudad de México, a simple vista lucen como la foto de arriba. Muchas otras sustancias y partículas -orgánicas y no orgánicas- flotan en el aire que respiramos. Un tapabocas apenas ayuda.
Para poner en palabras llanas nuestro problema de contaminación, podría decirse que estamos respirando nuestros desechos todos los días.
Al referirme a «nuestros desechos», lo hago de manera figurada y real, porque la contaminación que respiramos es el resultado de nuestras actividades, sin descartar el hecho de que en el aire de Ciudad de México también flotan partículas de heces humanas y de animales.
La materia fecal que flota en el ambiente, a decir verdad, es el menor de nuestros problemas.
¿Sabías que al quitarle el plomo a la gasolina, las emisiones de partículas aromáticas (precursoras de otros contaminantes, como el ozono) se agravó? *3
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Los fabulosos 80
Para entender los motivos que llevaron a implantar el programa Hoy no circula, es necesario rememorar los años 80.
En algún invierno a finales de los 80, una mañana al salir de casa, me encontré una neblina espesa, que permitía una visibilidad máxima de unos 100 metros. Desde mi casa, apenas se veían pasar los autos en una avenida que quedaba a media cuadra.
Además de turbio, el aire olía a quemado. No sabíamos exactamente por qué ocurría este fenómeno, pero algo quedaba claro: esta neblina no era un fresco rocío matinal.
Mañanas turbias como aquella se repitieron muchas veces, sobre todo en la época de frío.
Por el mismo motivo, en aquellos inviernos, el aeropuerto internacional Benito Juárez a veces tenía que retrasar sus programas de llegadas y salidas, debido a la escasa visibilidad.
En Navidad y Año Nuevo, Ciudad de México amanecía con una neblina impregnada de olor a combustión de caucho y pólvora, debido a que en la víspera se quemaban fuegos artificiales y neumáticos.
La neblina era del mismo tipo de la que sufrió la capital de Inglaterra, en diciembre de 1952, llamada “la gran niebla de Londres”, que fue ocasionada por la creciente quema de carbón mineral y otros combustibles, y que se cree que ocasionó la muerte de 12,000 londinenses y dejó enfermos a otros 100,000 habitantes. *4
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La tecnología nos salvará. ¿O nos condenará?
A finales de los 80, el tema de conversación de los mayores empezó a incluir el de la contaminación.
Los habitantes de Ciudad de México comenzamos a escuchar términos nuevos: “precursores del ozono”, “dispersión de contaminantes”, “inversión térmica” y “monitoreo ambiental”.
En estas pláticas, que casi nunca llegaban a algo en concreto, un día escuché decir a un adulto que no había que preocuparse. “Yo estoy seguro que la tecnología se encargará del problema”.
El autor de esta frase, como muchas otras personas, no estaba dispuesto a cambiar sus hábitos en beneficio de un bien común. Prefería optar por la vía cómoda: que otros se hicieran cargo del problema, en este caso, los científicos.
Es curioso que, a pesar de lo mucho que la gente cree en la ciencia (como al ir al doctor o abordar un avión), muchos desestiman los argumentos científicos que dicen que la contaminación es un problema realmente grave. De esto habla el artículo del anexo *5.
Si un científico inventa algo para contaminar menos, será aplaudido. Pero si él advierte que debemos dejar de consumir tantos combustibles, será abucheado.
Los científicos que se hacen cargo de la contaminación, sólo pueden dar fe de la gravedad del problema. Desde hace muchos años, Ciudad de México tiene los ojos de la comunidad científica puestos en él, debido a que esta mega urbe es un (mal) ejemplo para el mundo.
Investigadores mexicanos y extranjeros dedican tiempo y esfuerzos de manera continua, para documentar la tremenda contaminación de Ciudad de México, y buscar un posible remedio.
A finales de los 80 se instaló en Ciudad de México la red de monitoreo ambiental, que desde entonces mide muchas sustancias y partículas del aire en diversos puntos de la metrópoli.
Los altos niveles de ozono, que alcanzaron niveles récord en los 80, fueron uno más de los factores que llevaron a la alcaldía de Ciudad de México (en ese entonces, el Departamento del Distrito Federal) a imponer el programa Hoy no circula.
De 2.3 millones de automóviles registrados, 460,000 dejaron de circular cada día.
Ninguno de esos 460,000 automóviles tenía convertidor catalítico. En comparación, desde 1975, los autos vendidos en Estados Unidos utilizaban catalizadores, que reducen la contaminación del escape (en realidad no la disminuye, sino que consigue convertir el CO en CO2, con el precio de consumir más oxígeno).
Diecisiete años después, en 1992, las autoridades mexicanas impusieron reglas ambientales más estrictas que, finalmente, exigían el uso de convertidores catalíticos.
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Una acción local, un problema global
Los científicos y las autoridades de las ciudades del mundo saben que la contaminación ocasiona problemas en la salud de los habitantes de la misma localidad. Pero los gases no se quedan en un mismo lugar y, tarde o temprano, por medio de los movimientos de la atmósfera, acabarán distribuidos en todo el planeta, para contribuir al calentamiento global.
Por tal motivo,científicos de todo el mundo investigan este problema en Ciudad de México; en Santiago, Chile; Nueva Delhi, India, y Shanghái, China, entre otras urbes contaminadas del planeta.
Con un poco de sentido común, no hace falta creer en la palabra de los científicos para saber la dimensión de nuestro problema. Hacía el año 2000, los 20 millones de habitantes de Ciudad de México consumíamos 40 millones de litros de combustibles diariamente.
Este consumo era ocasionado por 3.5 millones de vehículos y 35,000 industrias y servicios. En un cálculo muy empírico, si los 40 millones de litros de combustible fueran gasolina, y ésta fuera consumida por automóviles actuales, con convertidores catalíticos, el resultado de la combustión serían 93’658,537 kg de CO2.
94 millones de toneladas de contaminación, todos los días.
¿Cómo puedes calcular cuánto contribuyes tú a esta cifra? Muy fácil: multiplica por 2.416463425 el número de litros de gasolina que gastas. El resultado son los kg de CO2 que emite tu auto.
En esta cifra no se cuentan otros contaminantes, igual o más peligrosos para el ambiente.
Obviamente, en 2014, la cifra deCO2 debe ser mucho mayor que 94 millones. A pesar de la gran cantidad de información que ofrece Internet, no pude encontrar datos para hacer el mismo cálculo actualizado.
Las cifras de consumo de combustible disponibles son de todo el país. Cuando se habla de millones de litros, no hay la certeza de que se incluyen los combustibles pesados que utiliza la industria, el gas de uso doméstico o el gas avión.
Porque, cada vez que el calentador de agua se prende, para que te bañes; cuando alguien cocina para ti, o compras un producto (que tuvo que transportarse), estarás consumiendo directa o indirectamente combustible, que acabará convertidos en muchos contaminantes.
Podrás averiguar más datos de la contaminación en ciudad de México (francamente aterradores) en los estudios científicos que incluyo en los anexos, al final de este artículo.
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Grandes esfuerzos, resultados modestos
Los científicos han coincidido en calificar al programa Hoy no circula (el de 1989) como una solución exitosa. No obstante, las acciones individuales de la gente son las que impiden que la contaminación se reduzca.
Con los datos históricos del monitoreo ambiental, los estudios posteriores han demostrado que el Hoy no circula fue efectivo en un inicio, durante las horas de vigencia, entre las 5:00 am y las 22:00 horas, de lunes a viernes.
Pero fuera del horario restrictivo, entre semana, así como en sábados y domingos, la contaminación se elevaba drásticamente. Al parecer, las personas sólo adelantaban o retrasaban sus trayectos, pero no dejaban de hacerlos.
Se cree que muchas familias compraron un segundo o tercer automóvil, para compensar el “descanso obligado” de sus medios de transporte.
Algunas personas, acostumbradas a vender un automóvil después de ciertos años de uso, esta vez conservaron el auto viejo y adquirieron uno nuevo o usado.
Resulta obvio pensar que los autos viejos eran más contaminantes. Además, el presupuesto que una familia destinaba a darle mantenimiento adecuado a los autos, necesariamente tenía que dividirse cuando había más vehículos en casa.
El programa Hoy no circula, de 1989, llegó acompañado de revisiones obligatorias de emisiones para los automóviles registrados en Ciudad de México.
Entonces salió a relucir la corrupción. Los centros encargados de revisar los niveles de contaminantes comenzaron a pedir sobornos (“mordidas”, en el léxico popular) para permitir que los automóviles contaminantes obtuvieran el visto bueno.
Ante las empresas encargadas de revisar las emisiones, un automóvil humeante podía estar “dentro de la norma”, mediante sobornos.
Un ciudadano que paga un soborno para que su automóvil siga contaminando, está actuando contra sí mismo y contra la sociedad. Dejemos por un momento los aspectos éticos o morales involucrados en la “mordida”. El hecho de aceptar que un automóvil está contaminando es un comportamiento francamente suicida.
Aun en la actualidad, a pesar de las muchas contramedidas que se han implantado en los centros de verificación de emisiones, todavía se piden sobornos y se permiten “pasar” automóviles contaminantes.
El programa Hoy no circula fue reformado en 1997, para permitir que los automóviles posteriores a 1993 (con convertidor catalítico), pudieran circular a diario, sin restricciones. Muchos supusieron que esta medida pretendía acelerar las ventas de automóviles nuevos.
En 2008, el Hoy no circula se hizo más estricto. A partir de entonces, los automóviles fabricados antes de 2000, tenían que “descansar” un sábado cada mes.
Es obvio que éstas y otras medidas no tendrán efecto si los ciudadanos no ponemos un esfuerzo de nuestra parte.
Por los motivos anteriormente expuestos, a pesar de las medidas ambientales, seguimos y seguiremos respirando mierda en la capital de la República Mexicana.
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Reflexiones finales
Ya estamos pagando el precio de la contaminación. Además del costo a la salud, la contaminación afecta nuestros bolsillos y lo hará cada día más y más. *6
Ante el gran problema de la contaminación, las acciones pequeñas sirven sólo apenas un poco. Un ejemplo: Sustituir los automóviles actuales por unos con menor consumo (que, por lo tanto, contaminan menos), sólo conseguirá pequeñas mejoras, debido a que la demanda de transporte es cada vez mayor. Revisa la gráfica del estudio Acting Globally while Thinking Locally, de Gunnar S. Eskeland y Jian Xie (el reporte completo se encuentra en los anexos).
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Referencias
*2 Guía para establecer programas de verificación vehicular en los estados y municipios. Enero de 2007. Dirección General de Gestión de la Calidad del Aire y Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes. Reporte completo: www.semarnat.gob.mx_archivosanteriores_temas_gestionambiental_calidaddelaire_Documents_Guía para Establecer Programas de Verificación
Norma de límites (pág. 19 del reporte): www.semarnat.gob.mx_archivosanteriores_temas_gestionambiental_calidaddelaire_Documents_Guía para Establecer Programas de Verificación
*5 Why doesn’t anyone know how to talk about global warming? The gap between science and public understanding prevents action on climate change—but social scientists think they can fix that. By Natasha Geiling. May 1, 2014. Smithsonian.com. Why Doesn’t Anyone Know How to Talk About Global Warming_ _ Science _ Smithsonian
*6 The carbon taxes we’re already paying – LA Times. The carbon taxes we’re already paying – LA Times
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Anexos
Improving Air Quality In Megacities: Mexico City Case Study Mario J. Molina and Luisa T. Molina. Massachusetts Institute of Technology, USA. Mexico City Project -Molina
Acting Globally while Thinking Locally: Is the Global Environment Protected by Transport Emission Control Programs? Gunnar S. Eskeland and Jian Xie. The World Bank. Is the Global Environment Protected by Transport Emission Control Programs?
Diagnostico de la movilidad en la Ciudad de México
La Secretaría de Salud actualiza la NOM 020 en materia de ozono. Comunicado de prensa 399. 19/Agosto/2014. Secretaría de Salud_NOM 020_niveles_ozono
Air Pollution in Mexico City: Project-Study paper, University of Salzburg, Austria (Dr. W. Hofmann), Department of Biophysics and in Cooperation with the Afro-Asian Institute (Salzburg, Austria) and International Laboratory for Air Quality and Health at QUT (Australia). Authors: Maricela Yip and Pierre Madl. Air pollution in Mexico City, smog, health effects, fossile fuels
Pollution in Mexico City. Day without a daft idea. Jul 16th 2014, 11:23 by H.T. The Economist. Pollution in Mexico City_ Day without a daft idea _ The Economist
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Un comentario en “94 millones de razones para apoyar el Hoy no circula”